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Carousel

released July 16, 2013 

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1. Bowtie 06:26

2. Carousel 05:44

3. Two Clarinets 05:53

4. Momma Bear 05:28

5. Of Rose and Ice 06:20

6. Drum Solo 07:05

7. Stasis 06:34

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”I am an orphan, alone; nevertheless I am found everywhere. I am one, but opposed to myself. I am youth and old man at one and the same time. I have known neither father nor mother, because I have had to be fetched out of the deep like a fish, or fell like a white stone from heaven. In woods and mountains I roam, but I am hidden in the innermost soul of man. I am mortal for everyone, yet I am not touched by the cycle of aeons.“ 
-Carl Jung (on behalf of the stone monument at Bollingen in Memories, Dreams, Reflections)

Recorded February-March 2011. Mastered by Colin Marston at MENEGROTH: The Thousand Caves, March 16, 2011. 

All songs written, performed, and recorded on tenor saxophone and electronics in real time with no overdubs or samples by Johnny Butler. 

Artwork and Design by Jake Nelson


Praise


Voted Best Album of 2013 by the Jazz Journalist Association. 

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"If you weren’t told up front, it would be easy to assume that Carousel wasn’t a solo performance recording.  The electronic washes sound like keyboard accompaniment.  The rhythmic constructs sound like a percussionist at work.  The layering of melodic lines gives the impression of multiple reed instruments at play.  But it’s not.  It’s just Johnny Butler, all by himself, manipulating his instrument with both its natural sound and the help with some pedals and looping and effects… all performed in real time with no overdubs or sampling.

 

Carousel sticks to a simple equation, then spends the album’s entirety providing different facets of those components.  Pulsing cadences and languorous drones, and the beauty of this album is the way in which Butler shifts into one before backsliding back to the other.

Album opener “Bowtie” opens strong with with a quick step rhythm, bolstered by the looping of key clicks and curt sax phrases, and he builds that tempo up with an increasingly textured palette as a precursor to the low moan of the finale.

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The title-track also begins similarly to “Bowtie,” but drops a linear approach for one that moves in tight circles.  There is a palpable sense of dance to this song’s motion, even if only implied.  That motion continues, but is juxtaposed against sonic washes of melodic drones that, eventually, saturate the entire song.  The rhythmic element makes an appearance as the song reaches its conclusion, but it serves more as echo than counteraction of the low comforting murmur of sax.

“Two Clarinets” has both elements starting right out of the gate.  Long slow soulful saxophone notes intermingle with patient bursts of notes looped through the eye of the melodic needle.  No different than “Rose and Ice,” a nifty melody crosshatched with a lumbering cadence.  It has a mournful presence, but emits warmth, not sorrow.

“Drum Solo” behaves like a Tom Waits performance, with its sly cadence and cool nonchalance with structure, and the added space-age sound effects and hammer clicks take it even further out to the fringes.  And where “Drum Solo” leaned far heavier to the percussive element of this recording, album finale “Stasis” swings to the other extreme.  A return to an atmospheric drift, of saxophone hovering just out of reach, a repetitive sigh atop a low pitched drone, and the echo of both in reply.  And if “Drum Solo” is akin to Tom Waits, “Stasis” ranges far closer to the ambient excursions of Brain Eno’s Music for Airports.

A mesmerizing album with a live wire kick."

-Dave Sumner, Birdistheworm.com

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"If there's anything the last decade or so of jazz has cemented, it's Radiohead's place in the jazz canon. Tenor saxophonist Johnny Butler has grasped onto this fact with a very cool video of him looping himself alongside drummer Alex Ritz with this performance of "Optimistic" recorded live at Brooklyn's Gallery Recording Studio by Keith Parker. Check out the video after the jump.

 

JOHNNY BUTLER: "Optimistic" by Radiohead from (collabo!) on Vimeo. Butler's latest album, Carousel, is out now at his Bandcamp page, if you're into the whole overdubbing & looping business. It's pretty nifty."

-Anthony Dean-Harris, NextBop.com

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"Johnny Butler’s “Carousel” jazz de vanguardia, pero no.

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Más de una vez he escuchado cierto desprecio hacia los géneros, quizás por que cercar un tema significa poner límites, y poner límites muchas veces puede ser sinónimo de coartar libertades, creativas o de gusto. No puedo estar más de acuerdo en el repudio de Damon Albarn hacia la palabra “britpop” y lo viciante que fue en sus tiempos, de lo dañinas que pudieron resultar las etiquetas para cualquier persona con intenciones de hacer la música que salía de sus influencias y de sus entrañas, o de lo igualmente poco acertado de haber enaltecido a muchas bandas que sin el cobijo del género en boga hubieran sido bastante mediocres.

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Tengo mi defensa y mis razones para seguir usando los géneros, en este caso, los musicales, como referencias. Cuando eres un neófito necesitas apoyarte de ellos, necesitas una brújula que te diga “esto suena a Chet Baker” o “Esto te gustará si te gusta Radiohead”. Nadie puede ser culpado de guiarse con estos estándares generales por que, finalmente, las etiquetas están hechas por que algo empezaba a ser parecido con mucha frecuencia. Es algo así como quien inventó la letra “s” a partir del sonido que hacía una serpiente, si nos ponemos muy abstractos. Las etiquetas han ofendido y orientado por igual, y yo aprecio su uso y su mal uso por igual, desde su uso educativo / orientativo hasta los límites de convertir un género en prejuicio. Y como me dijo alguna vez una amiga “a Mariana le encantan los prejuicios”.

Partiré de la antítesis del prejuicio. Jerry Seinfeld en sus múltiples reflexiones irónicas sobre la vida y las costumbres dijo “A veces el camino menos recorrido, es el menos recorrido por alguna razón”. Con la boca llena de verdad afirmó que todo aquel que prefiere hacer las cosas de la manera no convencional, o sea, por las malas, se dará muchas veces de topes contra la pared. Lo mejor de las etiquetas y los caminos seguros son las excepciones, las excepciones que confirman la regla. Johnny Butler es, perfectamente, una de esas excepciones.

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Pensemos en saxofón y pensemos en jazz. El instrumento más recurrente, el instrumento de cadencia musical perfecta, sensual, sexual si es llevada a sus límites, aguda y melódica, grave y atmosférica. El sax lo tiene todo. ¿Qué decide Johnny Butler con Carousel, su última producción solista? Olvidarse de todas las buenas ventajas que el saxofón de por sí ofrece en los géneros jazzísticos y lanzarse al experimento en completa soledad. Empezar de cero: él mismo, su instrumento, una laptop. Saltar sin red.

La tecnología funciona como un instrumento de reto en este álbum lleno de atmósferas construídas con sonidos reales e inventados, sintetizados de una grabación o generados desde las entrañas de un código binario. Lo más sorprendente es que la aparente frialdad de su descripción se anula al escuchar las primeras notas del saxo de Butler que acompaña todos estos ruidos, que dejan de ser ruidos sin sentido en cuanto la melodía es añadida. Las notas del metal le dan sentido a todo, esa fina línea entre el caos del ruido a la perfección de una pieza terminada es la que Butler recorre de la manera más sutil, celoso de las notas, usando justo las necesarias. Y por saltar sin red no me refiero solamente al experimento, sino a grabar un álbum en vivo, tocado a la par que la conjunción de sonidos creados de manera digital que no tiene nada que ver con la esterilidad que relacionamos a la palabra.

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Si bien el autotune y un montón de recursos tecnológicos usados para suplir carencias de talento han satanizado hasta cierto punto el uso de tecnología en la música, quien tiene la buena fortuna de saberlo emplear, le saca el mayor de los provechos. Nadie puede culpar al medio. El medio, ya sea papel de estrasa, una guitarra de juguete o el más sofisticado software musical, sigue siendo estrictamente un vehículo para la creatividad.

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Carousel nos hace pasar de menor a mayor, de pequeños acordes en repetición a un conjunto complejo de pulsos y sonidos que parecen salir de otro mundo, y volver a donde estamos con finales de exquisita sencillez en cada pieza y recordarnos que seguimos aquí, que seguimos escuchando nada más que un computador y un saxo. Igual que sus notas de aliento, las percusiones minimalista son parte crucial de este trabajo lleno de vanguardia jazzística sin que eso signifique enfrentarse a piezas crípticas inescuchables salvo para los más expertos. Es lo que pasa con los géneros que suenan a que hay que ser una lumbrera para poder disfrutarlos, y “jazz de vanguardia” está en una escala muy alta de ese prejuicio. Bueno, pueden desafiar a la etiqueta escuchando Carousel sólo para darse cuenta que la vanguardia no está peleada con la seducción, ni las etiquetas con la originalidad. ¿Mis personales favoritas? “Momma Bear” y “Of Rose and Ice”.

-Mariana Calderón, Kasmirmag.com

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